“Compra local” es una frase que lleva tiempo dando vueltas en la cabeza de todo el mundo. Aun antes del inicio de la pandemia, los consumidores ya habían hecho suyas prácticas que involucran el comercio justo y el consumo de productos locales. En todo caso, el covid-19 aceleró algo que ya estaba pasando. Pero más que ser una tendencia, el localismo ha transformado la producción, el consumo y la forma en que el usuario se relaciona con una marca.
Pero ¿de qué se trata este nuevo cambio en la economía global?
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Un poco de contexto
El localismo se refiere a la preferencia del consumidor por marcas y negocios que se encuentran geográficamente cercanos a él, que responden a necesidades específicas y a conductas culturales relacionadas con la locación.
En palabras sencillas, se trata de algo que probablemente ya practicas: priorizar a los negocios que se encuentra cerca de ti.
Lo cierto es que no se trata de un fenómeno casual. El comercio local se ha vuelto uno de las grandes puntas de lanza desde 2020, aunque ya fuera un tema de discusión desde hace algunos años. Y es que, por razones prácticas, este tipo de comercio se presentó como la forma más efectiva de mantener viva la economía e incentivar el consumo a pesar de las restricciones sanitarias.
La pregunta es ¿en qué se basa este cambio?
4 puntos básicos del localismo
Sostenibilidad
Cualquier producto implica dejar una huella. Detrás de los bienes en un anaquel, se encuentra todo un proceso de fabricación, control de calidad, distribución, transporte, etc. Y sobre esto hay que considerar dos cosas: el impacto ecológico y el alcance del retail.
Primero, mantenerse local permite reducir la contaminación (de todo tipo) derivada de una actividad económica…
Comercio justo
…En segundo lugar, la crisis de los últimos dos años hizo aún más evidentes los vacíos del sistema global. Lo anterior, sumado a las críticas de una generación joven cada vez más relevante en el panorama económico, ha hecho del localismo una actitud frente a las grandes compañías y la distribución de la riqueza. Eso quiere decir que mantenerse local no solo es importante para un mundo sustentable. Consumir local también es consumir éticamente. El giro hacia el localismo ha incentivado la elección de negocios pequeños y a priorizar los productos hechos en la zona, un poco de la mano de la crisis económica. Por supuesto, existe un componente moral que despierta el sentido de pertenencia, la solidaridad y la empatía dentro de una comunidad. La idea de fondo es el bien común: el beneficio de uno es también el beneficio de todos.
Pertenencia
Localismo también significa afinidad. En ese sentido, la región de origen de un producto es importante para que el consumidor se pueda sentir relacionado. El reclamo por lo local es igualmente un reclamo por la calidad y seguridad de un producto. Sobre todo cuando hablamos de alimentos, el 55 % de consumidores prefieren adquirir mercancías de negocios locales.
Este giro de tuerca también incluyó la necesidad de crear nuevas estrategias de marketing y adaptar otras. Desde descuentos, promociones, el llamado es a consumir productos locales por razones prácticas, tanto como por solidaridad.
Seguridad
Todos los sectores se vieron afectados en mayor o menor medida por la crisis pandémica. Sin embargo, para todos, la seguridad se ha vuelto uno de los asuntos más importantes en la actualidad. Tanto los centros de trabajo, como los medios de transporte y demás espacios, deben mantener las medidas de higiene para asegurar un ambiente seguro. Lo anterior ha provocado que muchos negocios y empresas decidieran sumarse a la transformación digital, trasladando buena parte de sus ventas a las redes sociales y otras plataformas en internet.
Paralelamente, la crisis covid-19 se encargó de implantar una sensación de incertidumbre, sobre todo, en lo que respecta a cadenas de suministros. Y si bien, los eslabones de las grandes cadenas de alimentación pudieron enfocarse en asegurar las cadenas de suministro, los pequeños negocios se enfrentan a un panorama más complicado.